Marcos Eguiguren: Entendemos el

beneficio como una consecuencia

de hacer las cosas bien hechas

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29 de junio de 2022
Chile

Desde Cataluña, el director de Banca Ética habla de sustentabilidad financiera, del peligro de arrinconarse en lógicas de pensamiento único y de conciencia y dinero en la toma de decisiones. 

Académico, conferencista y esencialmente banquero, como él mismo se define, Marcos Eguiguren Huerta lleva más de 25 años recorriendo el mundo para promover las finanzas éticas. Ha sido director ejecutivo de la Global Alliance for Banking on Values (GABV), miembro del consejo directivo de Triodos Bank y hoy forma parte del directorio de Banca Ética y del Centro de Finanzas Sostenibles de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona. En las próximas semanas estará en Chile para dictar algunas conferencias y reunirse con inversionistas de nuestro grupo financiero. Antes de su viaje, quisimos conversar con él para recoger su mirada sobre distintos tópicos relacionados con nuestro quehacer. 

Marcos, dices que tu último libro, Estupidocracia, es un ensayo sarcástico, elaborado mediante una observación fenomenológica de la realidad, tomando notas y viajando. En ese mismo sentido, ¿qué has observado en tus visitas a América Latina respecto del modelo de finanzas éticas? 

-Veo que en América Latina el concepto de banca con valores está muy circunscrito a la banca social, muy en particular en el ámbito de la microfinanza, sobre todo en los países andinos y Centro América. Y está muy bien, porque es un buen concepto; sin embargo, faltaba un concepto que fuera más allá de la microfinanza y que buscara una forma de tomar decisiones sobre la colocación de los activos e integrara más cosas que la inclusión social. Por tanto, que incorpore los tres elementos culturales que actúan como palanca de un cambio económico; que son lo social, lo ambiental y lo cultural. Entonces, entendemos que hay una buena oportunidad porque hay cierta madurez en mercados como el chileno, el sur de Brasil o el Río de la Plata. 

En un mundo donde sobra la información, pero muchas veces falta la comprensión, ¿qué tanto se entiende el concepto de finanzas sostenibles en estas latitudes?

-Precisamente en mi libro Estupidocracia acuño alguna que otra ley. Y hay una que es la paradoja de la información. Y dice más o menos que ante cualquier dilema y toma de decisión, la calidad de decisión a tomar será inversamente proporcional a la cantidad de información disponible sobre la misma. Es mucho más importante tener criterios adecuados que te permitan discernir y evaluar la información y luego tener la información justa. Ahora, el concepto de sostenibilidad financiera no es un concepto meramente medioambiental, sino que es mucho más amplio porque las externalidades no solamente son medioambientales, pueden ser sociales. No es lo mismo una compañía que paga el salario mínimo que manda la ley, que una compañía que hace el esfuerzo de pagar salarios decentes. Y evidentemente la sustentabilidad también es financiera. No hay ninguna actividad humana que no deba ser sostenible financieramente, pues es asegurar la continuidad saludable del negocio.

¿Hay cierto fracaso, más allá de la sustentabilidad del negocio, en el hecho de que el sistema financiero siga impulsando iniciativas que tienen efectos evidentes sobre el planeta?

-Yo soy muy poco dogmático, no me atrevo a juzgar la bondad o la no bondad de algunas iniciativas, por más que evidentemente haya cosas que financiaría con más gusto, otras con menos y otras que no, aunque sean rentables. Que una compañía sea sustentable y resiliente en el largo plazo es hasta qué punto tiene una política de generación de beneficios que huye de la maximización en el corto plazo. Cuando lo haces así, al no estar expuesto a la necesidad patológica de maximizar, tiendes a ir a negocios e inversiones más anclados en la economía real, menos especulativos y, como yo llamo, de las cosas de comer, empresas que seguramente no son muy espectaculares en su rentabilidad, pero más sólidas porque se necesitarán hoy y mañana, cosa que en determinadas actividades, digamos más dudosas, no es tan fácil. Además, la relación con el cliente se transforma en más estable, de compañeros de viaje. Entonces, nosotros entendemos el beneficio como una consecuencia de hacer las cosas bien hechas

Hoy proliferan los ismos, como el buenismo, y aquello ha implicado una explosión de cierta supremacía moral en la que impera una mirada binaria de la realidad

-La supremacía moral es algo fatídico, lleva al ego desmesurado, al menosprecio del contrario, incluso puede llevar al pensamiento único y compartida con un grupo de individuos puede generar situaciones poco deseables, y eso también pasa en el sector financiero. Los bancos éticos tenemos más sensibilidad y por eso hacemos banca cómo la hacemos. Tenemos un modelo que creemos que es bueno, lo explicamos, lo hacemos transparente y si a alguien le parece, le decimos que haga banca con nosotros. 

Pasando a otro tema, En Banca Ética hablamos de conciencia en las finanzas y el uso del dinero. ¿Cómo explicamos eso?

-Me da la sensación de que en muy pocos lugares del mundo se da la importancia suficiente a que las personas tengan acceso a una cierta formación financiera de calidad. El ciudadano debería tener una formación más profunda sobre finanzas familiares, el dinero y su rol. Si desconoces cómo funciona el dinero, estás desnudo en tus decisiones del día a día. El dinero tiene tres grandes roles, el del presente, el del futuro y el de terceros. El del presente es el que, por ejemplo, ocupas para ir al supermercado y el del futuro es aquel que vas guardando por si acaso, el que ahorras. Nuestra propuesta es que las personas comprendan que ese dinero que puede tener un papel en la transformación social a partir de que se invierta de determinada manera. La conciencia siempre está en el ahorrador, y tiene que ver con saber dónde me gustaría que vaya mi dinero. 

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