¿Somos conscientes del impacto de nuestras inversiones?

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23 de enero de 2023
Chile
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Sabemos que las organizaciones que integran el movimiento de finanzas sostenibles, por definición, impulsan inversiones hacia empresas de impacto positivo. Pero lo que muchas veces desconocemos es que un crédito mal gestionado, en lugar de aumentar, puede incluso disminuir el impacto de dicha empresa. Anita Correa, nuestra experta en impacto, nos explica en detalle.

Antes de entrar de lleno en lo que proponemos explicar en este texto, hablaremos brevemente (pensando en nuestros nuevos lectores) de lo que hacemos en Banca Ética.

Pues bien, a partir de una metodología que usamos para evaluar proyectos socioambientales que se sitúan dentro de las áreas y desafíos que hemos identificado como prioritarios en nuestra estrategia de inversión, movilizamos recursos para impulsar el impacto positivo de las empresas y organizaciones que materializan esos proyectos. ¿Cómo lo hacemos? La pregunta resulta fundamental porque es, en efecto, lo que hemos hecho desde que dimos curso a nuestro modelo de gestión de financiamiento.

Y la respuesta que hemos encontrado es que el cómo se le gestiona financiamiento a una empresa resulta fundamental porque considera una estructuración del crédito con las condiciones adecuadas; es decir, que estén técnica y financieramente preparadas y acordes con su flujo, lo que en definitiva se traduce en un financiamiento sostenible que le permitirá a la empresa dedicarse a su trabajo y no a pensar en cómo pagar el crédito que ha solicitado.

Pero a partir de aquello, el inversionista también puede jugar un rol adicional. Así lo explica Anita Correa, experta en impacto.

“Cuando yo hago una inversión tradicional y espero que esa inversión tenga una rentabilidad de mercado, del 10% por ejemplo, y luego tengo una inversión de impacto y estoy poniendo esa inversión en un colegio, por ejemplo, o en un proyecto de energía renovable, y espero que sea finance first; es decir, que tenga una rentabilidad de mercado (ese mismo 10%), yo no estoy considerando toda la rentabilidad extra que está generando ese proyecto. Lo podemos llamar rentabilidad, pero se trata de un impacto que, en el fondo, es bien común porque todos tendremos un aire más limpio, una comunidad más educada, etc.

Entonces, yo, como inversionista, tengo la opción de exigir rentabilidad o condiciones (como muchas cuotas distintas, de distintos tamaños, en distintas fechas) para permitirle a una empresa que trabaje tranquila, que haga lo que mejor sabe hacer. El inversionista tiene un rol súper importante en entender eso, en entender que ese otro está trabajando por todos”.

“Nosotros queremos que el inversionista no sienta que sólo viene aquí y realiza una inversión, sino que al aceptar estas condiciones, al hacerse partícipe de estas estructuraciones tan extrañas, tan a la medida que le entregamos a veces a los clientes, comprenda que está ocupando una herramienta clave para permitirle a una empresa trabajar lo mejor posible y, por añadidura, aumentar su impacto positivo sobre las personas y el medio ambiente”.

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