Rising Sun nació en 2003 en Hawái, Estados Unidos, y llegó a Chile en 2016. Desde entonces, la empresa ha estado trabajando arduamente para desarrollar, instalar, operar y mantener proyectos solares fotovoltaicos. Lo interesante de su modelo de negocio es que opera bajo la ley Net Billing, lo que permite a los hogares, empresas e industrias inyectar energía solar directamente al sistema sin la necesidad de almacenamiento por baterías.
González señala que, aunque el crecimiento de la industria solar fue modesto antes de la pandemia, ha habido un aumento significativo en los últimos años, pasando de menos de 30 megawatts a 250 megawatts. Este crecimiento refleja una tendencia global hacia fuentes de energía más sostenibles y limpias.
Sin embargo, González también reconoce que hay desafíos por delante. Actualmente, menos del 1% de la energía generada en Chile proviene de fuentes solares, una cifra que palidece en comparación con el 40% en algunos países desarrollados. A pesar de los avances, queda un largo camino por recorrer para que Chile alcance su potencial solar.
“Los problemas actuales, como el aumento de los precios de la electricidad, la inflación y los desafíos con las distribuidoras de energía, subrayan la necesidad de una mayor inversión y desarrollo en energía solar. Rising Sun está comprometida con la misión de impulsar y propagar la energía solar no solo en Chile, sino también en toda Latinoamérica” señala González.
La visión de González y Rising Sun es clara: la energía solar no es solo una alternativa energética, sino una necesidad para un futuro sostenible. Con líderes y empresas como Rising Sun, Chile está en camino de convertirse en un referente en energía solar en la región.
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En el mundo de los negocios, el acceso a financiamiento es un pilar fundamental para el crecimiento y desarrollo de cualquier empresa, especialmente para aquellas que buscan crecer.
“La vinculación de Rising Sun con Banca Ética viene desde un inicio de Rising Sun, 2017, los primeros años. Nos era muy difícil relacionarnos con la banca tradicional, porque al estar iniciando como empresa junto con un rubro que no se conocía mucho. Banca Ética nos apoyó en un principio y fuimos creyendo también en el modelo que tenía de desarrollar mediante la estructuración de créditos a proyectos con impacto, y buscar financistas (inversionistas). Creo que es un círculo virtuoso que es bastante potente y en el que creo fielmente”, explicó González.
Para aquellos que están comenzando y tienen proyectos con un impacto social o ambiental positivo, la Banca Ética representa una opción de financiamiento viable y alentadora. Al optar por un modelo de negocio que valora la ética y la responsabilidad social, Belat abre las puertas que otros sistemas tradicionales mantienen cerradas.